Análisis: Jeremy McGrath's Offroad

No siempre fueron buenos tiempos para los amantes del off-road y de particularmente del experto Jeremy McGrath en el mundillo de los videojuegos. Ya hubo una intentona tiempo atrás por parte de Acclaim y el juego fue bastante esperpéntico. Ahora, en cambio, nos llega un producto menor a precio de risa. ¿Y el resultado es malo? En absoluto.

Podríamos decir que este 'Jeremy McGrath's Offroad' no llega a la calidad técnica ni a las opciones de, por ejemplo, un 'Gran Turismo'. Pero es que no es su sector. Porque nos encontramos con un juego divertido e ideal para los amantes de esta modalidad deportiva. Y hay que valorarlo al precio que aparece: unos míseros diez euros.

Por esos diez euros, los usuarios de PS3 y también de Xbox 360 tienen la oportunidad de disfrutar sin muchas pretensiones de un juego con licencia del conductor Jeremy McGrath que tiene mucho de arcade y poco de simulación. Que nadie espere grandes alardes técnicos, no es un juego AAA. Pero podemos asegurar que se puede pasar un muy buen rato con este 'Jeremy McGrath'. Y mejor aún en multijugador.

Y es que la superestrella puede estar orgullosa. El desierto le sienta muy bien a este juego y se hace más que entretenido. Aunque en esta ocasión no habrán motos. El título se centra en los cuatro por cuatro, algo curioso si se tiene en cuenta que el amigo Jeremy McGrath es el Rey del supercross, tal y como lo conocen en el mundillo.

Este juego trata de la nueva pasión del amigo Jeremy McGrath. Los buggies deportivos y profesionales, camiones pequeños, coches de rally y los Trophy Trucks. Pero todo ello en un estilo muy arcade más que refrescante, que incluso el más novato jugador podrá disfrutar desde la primera partida.

 

Controles sencillos para sentirte Jeremy McGrath

 

Porque no es difícil hacerse con los controles de este 'Jeremy McGrath'. Nos encontramos con un cambio de marchas automático para no complicar el asunto. Todo se resume a frenar y acelerar, además las clásicas vistas y un divertido freno de mano que hace las delicias de los más extremos, aunque se puede prescindir de él.

Hay tres niveles de dificultad, muy ajustados todos ellos. En el más sencillo, podemos empezar a ganar carreras desde el primer momento, y en el más elevado el reto es mucho mayor, pero se puede lograr. El asunto está en que la curva de dificultad está muy lograda, y si bien al principio ganar carreras es muy sencillo, si quieres lograr récords importantes ya hay que elegir mejor las trazadas y los adelantamientos.

De esta forma, el menos experimentado en este tipo de juegos puede pasárselo bien y no abandonar este 'Jeremy McGrath' a la primera de cambio. Y sin cambio manual, aún más fácil que esto no pase.

 

Unos modos de juego quizás demasiado sencillos

 

 

Ya lo hemos dicho. Este 'Jeremy McGrath' está concebido para disfrutarlo sin más. Con pocas expectativas sorprende gratamente. El modo más común es arcade en una partida simple. Una carrera contra otros siete conductores en la que se puede ir escalando posiciones en el ránking.

Más allá, el modo por excelencia es el de ir corriendo carreras, mientras se desbloquean coches y circuitos. No cuesta mucho ir avanzando, y se trata de ir mejorando y elevando en dificultad el juego.

Lo que sí es muy de agradecer son los escenarios diversos y muy ricos en detalles. Son cuanto menos vistosos, y tenemos desde paisajes nevados hasta el puro desierto, pasando por cañones rocosos y circuitos de rally. Es en este punto donde el juego se hace mucho más arcade, con una interacción con los escenarios que no nos esperábamos en un primer momento.

En los cañones, las rocas van cayendo como locas en un estilo que nos recuerda más a un Mario Kart que a un juego de carreras, digamos, serias. Lo mismo ocurre con los desiertos o las fases nevadas.

 

Unas maniobras muy arcade, aunque demasiado irreales

 

Quizás la sencillez extrema de los controles es lo que hace que 'Jeremy McGrath' no sea un juego ideal para los fans de la simulación. Porque de simulación nada de nada. Las físicas, por ejemplo, están logradas para disfrutar del juego como se disfruta de un 'Ridge Racer', pero son totalmente irreales.

Podemos movernos sin soltar el acelerador y aprovechándonos de los derrapes en todo momento. ¿Y si nos comemos una valla? No pasa nada. ¿Qué ocurre si nos salimos de la trazada? Incluso no perderás velocidad.

Lo más curioso del caso es que si caes por un precipicio o una roca te hunde contra el suelo no pasa nada. Tu vehículo en manos de 'Jeremy McGrath' es irrompible y a prueba de imprevistos.

Como acabo de comentar, en algún momento me recuerda más a un 'Ridge Racer' que a cualquier otro simulador. Y eso no es malo. Simplemente lo vuelve aún más arcade a este 'Jeremy McGrath'.

 

Un sonido correcto, aunque echamos de menos la música

No podemos quejarnos del sonido. Cuanto menos, del sonido de los motores. Son correctos y no suenan a lata, pese a no ser lo impresionantes que llegan a ser en otros juegos. Simplemente, podemos decir que cumplen su papel con decencia.

Por otro lado, resulta curioso que tenemos en todo momento voces al estilo rally que nos indican qué curvas vienen, como tomarlas y en el sentido en que hay que hacerlo. Quizás esta es la mayor pega del juego a nivel personal. Nos encontramos con un arcade en toda regla, y que nos pongan una faceta tan de simulación hace que el conjunto sea menos compacto.

Quizás podrían no importarme dichas voces si el juego tuviese una música acorde con su modo arcade. Pero es que por no tener, ni música tiene. Y eso quizás hace que el juego desmerezca. Porque cuando se trata tanto de disfrutar, una banda sonora rabiosa hubiese sido ideal. Podemos solucionarlo poniendo nuestra propia música, pero no es lo mismo.

En cualquier caso, este detalle no desmerece la calidad del juego de 2XL Games -quienes, por cierto, son expertos en este tipo de juegos- y por los diez euros que cuesta nos ofrece diversión por un buen rato. Sin olvidar el modo multijugador, que si bien es lo mismo que el arcade, nos permite jugar contra amigos o locos de 'Jeremy McGrath'.