Microsoft monta un circo y le crecen los enanos. Ante la noticia de la patada en el culo al golfista Ballmer, el revuelo organizado alrededor del futuro de la empresa de Redmond está siendo diseccionado por multitud de analistas.
Los serios bandazos que ha ido dando en los últimos tiempos, con la excepción de su exitosa Xbox 360, dan mucho que pensar. Xbox One parecía una apuesta decidida por utilizar su división de juegos como plataforma que hiciera despegar al resto de la empresa, algo que muchos cuestionan y apuestan porque Microsoft decida que Xbox One sea su última consola.
En un artículo publicado en Reuters se apuntaba que Microsoft tiene que pensarse mucho qué estrategia adoptar después de la salida de Steve Ballmer. La apuesta que Ballmer ofrecía antes del anuncio de su marcha, era unificar toda Microsoft en una sola.
Una apuesta clara por el hardware y los servicios en la nube como hoja de ruta, con todo centralizado alrededor de la división Xbox, que crecía en tamaño hasta asemejarse a la división Windows.
Con la salida de Ballmer, hay una segunda opción. Tirar a la basura sus planes junto con su salida de la compañía y volver a centrarse en la fortaleza genuina de Microsoft hasta la fecha, el software de negocios. Leer Más