En esta edición de la feria anual de videojuegos E3, Electronic Arts tenía a priori una difícil papeleta: su conferencia estaba programada justo tres horas después de la de Microsoft. Captar la atención de los espectadores se presentaba como un reto importante después de las numerosas bombas mediáticas que seguro soltaría la compañía de Bill Gates con su nueva consola. La verdad es que la cosa no pintaba muy bien.
Pero contra todo pronóstico, el show de Electronic Arts fue todo un éxito, en buena parte ayudados por la mediocre performance de Microsoft, probablemente el gran fracaso de este E3. Los de Riccitiello encandilaron a la audiencia con títulos frescos, una espectacular puesta en escena y franquicias míticas conocidas por todo el mundo. La mezcla perfecta para triunfar en este tipo de eventos. Si es que no es ningún secreto, no sé cómo algunos siguen sin tomar nota.
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