Ahora que la nueva generación nos trae consolas basadas en la arquitectura del ordenador personal de toda la vida, me parece el momento más adecuado para despotricar contra el soporte que a la vez mas amo y odio. Porque jugar con ordenador es una auténtica mezcla de alegrías y de tener las pelotas de acero, como suelo bromear.
He de decirlo claro, odio los ordenadores, en una analogía retorcida comprarse un ordenador es como la ilusión de un padre ante su nuevo retoño. Tu ya estas pensando en llevarlo al fútbol y tu primera recompensa es un pañal cagado.
Los niños cagan mucho, casi tanto como simbólicamente un usuario de Pc lo hace en el altísimo. Y las ilusiones truncadas de alguien que se deja una media de 1000 euros, en montarse lo que él presume como una máquina de la NASA que avergonzará a la ultima consola, no tardan en aparecer. Leer Más