Los científicos están empezando a sacar partido de los beneficios que ofrece el mundo de los videojuegos para la salud tanto física como mental. Es habitual en los medios escuchar o leer aspectos negativos sobre esta industria, cuando en realidad se está utilizando en múltiples investigaciones. Ejemplo de ello es la llevada a cabo por la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda, que ha desarrollado 'SPARX', un título enfocado a tratar la depresión juvenil.
El objetivo de este videojuego, cuyas siglas en inglés engloban conceptos tales como inteligente, positivo, activo y realista, entre otros, es ayudar a superar la depresión en adolescentes de forma mucho más efectiva que los métodos tradicionales. Para ello, utiliza una aventura gráfica en la que el jugador se enfrenta a desafíos que despierten en él las mismas emociones que en la vida real, a pesar de estar ambientada en un mundo de fantasía. Según los primeros datos desprendidos de la investigación, publicada por la prestigiosa revista British Medical Journal, la terapia ha dado buenos resultados frente a métodos tradicionales.