The Evil Within - Análisis

 
Ya está aquí The Evil Within, el esperado nuevo título de Shinji Mikami, apodado padre de los survival/horror, y su desarrolladora Tango softworks. Y como no, os traemos un análisis de él, veamos si cumple las expectativas o no.
 
En The Evil Within tomamos el control de Sebastián Castellanos, un detective del cuerpo de policía de Krimson City. Todo comienza cuando acudimos a una llamada de emergencia de la central que nos envía al hospital psiquiátrico Beacon. Cuando llegamos allí nos encontramos una verdadera carnicería, y al dirigirnos a revisar las cámaras de vigilancia para ver lo ocurrido vemos a un personaje misterioso que acaba con las fuerzas de seguridad y que acto seguido nos encontramos frente a frente, a partir de ese momento comienza la pesadilla.
 

The Evil Within bebe de varias fuentes

 

 
The Evil Within es un survival/horror que toma prestadas varias cosas de diferentes títulos del género, nos encontramos un estilo de juego muy similar al de Resident Evil 4, un tipo de terror parecido al de Silent Hill y toques que nos recordaran a títulos como The las of us, en el que acercarse sigilosamente por la espalda a un enemigo para acabar con el apuñalándolo es una buena forma de ahorrar munición, incluso evitarlos o distraerlos arrojando una botella. Esto, no siendo del todo un punto negativo, sí que hace que el juego pierda un poco de identidad. A medida que avanzamos, iremos encontrando un gel verde que podremos utilizar para mejorar a Sebastián, bien sea aumentando su barra de vida, la capacidad de munición que puede llevar o el daño de las armas que utilizamos. También iremos encontrando diferentes tipos de armas, desde una escopeta a un rifle francotirador pasando por una ballesta con diferentes tipos de munición (explosiva, paralizante, etc.).
 

 
Pese a encontrarnos ante un título de terror no sentiremos una tensión elevada, salvo en momentos puntuales como persecuciones, sobre todo por la cantidad de munición de la que dispondremos que no nos hará encontrarnos indefensos. Hay momentos puntuales que nos pondrán los pelos de punta, pero son los menos, y algún que otro susto, que podemos contar con los dedos de una mano. En cuanto al argumento, quizás el primer tercio de la aventura nos dé la sensación de avanzar por avanzar, pero más adelanta todo se encauza.
 
Gráficamente no está mal, pero nada más. Los juegos de iluminación junto a los decorados de estilo derruido y sucio crean una ambientación bastante buena. El modelado de los personajes es bueno, y sobre todo el diseño de los enemigos y mayormente el de los jefes hace que parezcan salidos directamente de una pesadillo o del mismo infierno. Sin embargo hay varios puntos negativos en este aspecto, a veces las texturas tardan en cargar incluso en las versiones de nueva generación y las escenas de video en ocasiones pegan algún tirón, además, con el fin de hacer la experiencia más cinematográfica, el titulo tienes dos bandas negras arriba y abajo que molestan bastante y limitan muchísimo el campo de visión.
 

 
En cuanto al apartado sonoro The Evil Within cumple, buena banda sonora y música ambiental que nos meterán en la acción. El doblaje al castellano es bastante bueno.
 
Respecto a la duración The Evil Within nos dará para unas 17 horas aproximadamente, eso si, si vamos explorando los escenarios, con cuidado y utilizando el sigilo. Si avanzamos “a lo loco” esta duración se reducirá bastante, solo hay que decir que un logro/trofeo del título es pasárselo en menos de 5 horas.
 
En conclusión, el regreso de Shinji Mikami no ha estado nada mal. La ambientación es muy buena, los enemigos, sobre todo los jefes, imponen bastante y dan “mal rollo”. Nos encontraremos momentos puntuales en los que se nos pondrá el bello de punta, algún que otro susto y momentos de tensión bastante elevados cuando algún enemigo nos persiga. Los puntos más negativos de The Evil within se encuentran en el apartado gráfico con la lenta carga de algunas texturas y sobre todo las franjas negras en la pantalla. Argumentalmente durante una tercera parte puede que sintamos que avanzamos simplemente por avanzar.