Esta semana por culpa del maldito parné se nos ha ido una de las grandes. De aquellas que marcan un antes y un después y no se van sin dejar huella. Disney cierra LucasArts y nos deja a todos con una lagrimita en los ojos. Especialmente a aquellos que somos de la vieja escuela. De los que nos criamos sin Internet.
Con 'Maniac Mansion' descubrí qué era esto de las aventuras gráficas y lo duro que podía ser encontrar cómo dar el siguiente paso. 'Indiana Jones y la Última Cruzada' me fascinó. Poder elegir pilotar una avioneta o ir en Zeppelin me dejó sin palabras. Palabras que casi sobraron con la magia de 'Loom'.
¡Me llago Guybrush Threepwood y quiero ser pirata!
'Monkey Island' llegó para coronarse. Grog, monos de tres cabezas y humor en cada esquina.
¿Y su segunda parte? El mejor juego de Lucas.
'Indiana Jones and The Fate of Atlantis' me hizo amar el género. No podía pensar en un personaje con más carisma que Indy en una aventura nueva con tres maneras de jugarla distinta. ¿¡La Atlántida!? Shut up and take my money!
Éxito que superaron gracias a la locura e innovación de 'Day of the Tentacle'. Mi favorito. Viajes en el tiempo y tentáculos con ganas de conquistar el mundo. Nunca se me olvidará el momento en el que tras cortar el árbol pude jugar en el futuro. Fantástico.
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