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Microsoft Metro

Nunca vi claro lo de Metro. Vale, sonaba muy bonito eso de mantener una misma interfaz para ordenadores, teléfonos y videoconsolas. Pero siempre me dio la espina que Microsoft llegaba tarde. Tarde para competir con iOS y Android. Y más tarde para pensar que los usuarios de Windows podían tirar del carro cuando en los sueños más 'geeks' no hay ordenadores, sino tabletas y móviles. El único as en la manga de Microsoft eran los videojuegos.

Y sin embargo, llevo ya un tiempo paseando a diario por Metro. Usándolo para jugar y para trabajar. Decidí darle mi oportunidad a Microsoft, quizá soñando con encontrar algo que eliminase la monotonía de la manzana. Pero no sólo he tenido que hacer trizas ese sueño. Sino que además me he dado cuenta de que el gran problema no es que Microsoft llegue tarde con Metro. El problema es que Metro no es un flamante vehículo entre aplicaciones y videojuegos. Metro no es más que un enorme y laberíntico supermercado.

Quizás debería señalar en primer lugar que soy bastante benévolo con Microsoft. Le dedico más horas a Xbox 360 que a otras videoconsolas y, aunque también uso Ubuntu y coqueteé con Mac tiempo atrás, al final siempre acabo usando Windows. Y tenía la esperanza de que Metro fuese lo prometido: un aspecto radical, mucho más atractivo y práctico. Pero considero que Microsoft ha perdido la oportunidad.

Microsoft Windows 8 MetroMetro es bonito. Tanto en Xbox 360 como en Windows. Y en Phone 8. Pero no es práctico. Y debería serlo. Porque la idea era que fuese intuitivo y más rápido, además de atractivo.

Lo prometido era un modelo de iconos grandes, en función de su importancia y agrupados de forma clara para que, de un vistazo, pudiésemos verlo todo. Como el panel de mandos de un coche. Pero no ha sido así. A mí me recuerda a un supermercado.

Cuando paseo por Metro me siento más como si estuviese en un Carrefour que en un sistema operativo. Sólo hace falta abrir el dashboard de Xbox 360 y ver lo bonito y correctamente ordenado que está todo... para hacer más atractivos los contenidos de pago.

Sólo que en lugar de las patatas fritas o los Donuts, en las estanterías del supermercado que Microsoft pone frente a tus ojos hay juegos y contenido DLC de pago. O películas en su videoclub.

El hecho de que esté pensado como una pantalla táctil, cuando Metro se usa mayoritariamente en Xbox 360 o Windows y se mueve con ratón o mando -tabletas y móviles son productos aún menores- se convierte en un problema menor. Que necesite un proceso de adaptación también.

Porque la gran confusión que genera Metro no va por ahí, sino porque prioriza que te rasques el bolsillo en lugar de apostar por la experiencia de uso. Si hay algo que sale destacado o grande, da por hecho que habrá que pagar. Cuando decimos que Microsoft nos ha querido vender la moto con Metro no es en sentido figurado. La compañía de Redmond ha sacado brillo a la moto y la ha puesto ahí, a un click de ser comprada.

 

Mucho más descarado en Xbox 360

 

Vuelvo a repetir que me recuerda a un supermercado por varios motivos. Pero el principal es el hecho de lo bien ordenado que está para que veamos lo que Microsoft quiere vendernos. Pero al mismo tiempo, lo que realmente nos interesa está oculto.

Xbox 360 MetroLa experiencia se me hace mucho más lastimosa con mi Xbox 360. Durante un tiempo critiqué la sencillez sobria del dashboard de Sony y su PS3 o PSP. Pero al final he de rendirme a la evidencia: la sencillez de navegación con únicamente movimientos de izquierda a derecha y de arriba a abajo con texto es mucho más práctica y a veces agradable.

Porque en Xbox 360, con cada actualización a Metro logran que sea más bonito y pero también que me pierda más. Me he encontrado navegando entre menús buscando algo tan común como bucear entre mis partidas o cambiar alguna configuración. Y al final he acabado descargado un tráiler y mirando el videoclub de Microsoft en lugar de hacer lo que quería hacer.

Y lo que más me duele es que la idea es buena. Cuando abro el dashboard de Xbox me encantaría que en grande, la primera opción, fuese cargar el juego al que dedique más horas. Y que en esa primera pantalla estuviese todo lo que uso frecuentemente. Pero no. Lo que se destaca es lo que quiere venderme Microsoft. Al final se hace más que confuso.

 

¿Seguirá Microsoft por el mismo camino?

 

Microsoft Metro

La experiencia en Windows 8 me ha parecido más de lo mismo. Porque si no uso las aplicaciones de Microsoft, el sistema abandona el entorno Metro y me envía bruscamente al escritorio de toda la vida. ¿Y si quiero usar Metro? Pues he de rendirme a usar todas las aplicaciones de Microsoft.

Sin querer hablar de Windows Media, Internet Explorer y del desastroso lector de PDF que incluye Windows 8, mención especial tienen los entornos para escuchar música y vídeo. Porque el supermercado se hace más latente en este punto: cuando abrimos nuestra música nos aparecen discos de Pit Bull y Justin Bieber que no están en nuestro disco duro pero que se ven enormes. Y que no son más que las propuestas de Microsoft al más puro estilo Vevo en YouTube.

Y si hablamos de videojuegos, que de esto va lo nuestro, en Windows 8 aún estamos más perdidos. Porque se nos ofrece una buena cantidad de juegos para tabletas y móviles como la enorme colección de 'Angry Birds' adaptados al ratón y al teclado. Todo de pago, claro. ¿Y si queremos cargar nuestros juegos preferidos? Pues otra vez Microsoft nos expulsa de Metro y nos manda al vetusto escritorio.

Quizás es pronto. Pero tras mi paso por Metro en Xbox 360 y Windows 8, salgo bastante decepcionado con Microsoft. Sólo me parece exquisito Windows Phone 8, pero en este caso el sistema operativo me da que llega demasiado tarde. La guerra ya se libra entre Android y Apple, y no parece haber sitio para nadie más.

Ojalá Metro sea sólo un primer paso. Ojalá Microsoft recapacite y se centre en un sistema operativo que realmente haga todo más visual y rápido. Y ojalá cuando tenga que comprar un DLC en Xbox 360 pueda encontrarlo rápidamente y no navegando por juegos que no me interesan. Porque no acaba de gustarme que cuando quiero jugar un par de partidas me sienta como cuando voy al supermercado a comprar leche de soja y salmón y acabo saliendo con una caja de Donuts sin saber por qué.

 

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