Eran las 15:30 cuando entrábamos al circuito, para mi un algo muy conocido ya que paso muchos días al año rodeado de ese ambiente. Ese inconfundible e hipnotizante olor a gasolina, neumático quemado y ese paddock lleno de manchas de aceite. ¿Qué mejor escenario para una final de 'Forza 4' que un circuito de verdad?
Al llegar me encuentro en el paddock, delante de los box 4 y 7, 5 obras de arte. Un Lamborghini Gallardo, dos Ferrari F430 Monza, un 599 GTO y mi favorito, el F430 Scuderia. Pensé, empezamos bien, muy bien. Dentro de los boxes estaba toda la infraestructura donde en breve se iban a disputar 8 pilotos 15.000€. Eran los 8 participantes que habían derrotado ronda tras ronda a los más de 5.000 inscritos en el torneo. Eran la élite, lo mejor de lo mejor.